Shirley dejó la gran ciudad para vivir en una pequeña y tranquila aldea de la costa cuidando de su abuela. Ella trabaja en una plantación de coco llevando un tractor. Aunque está aislada, cultiva el gusto por el punk rock y el sueño de ser tatuadora. Tiene una relación con Jeison, un joven que también trabaja en la plantación de cocos, y en las horas libres hace pesca subacuática de langosta y pulpo. Un extraño técnico investigador de sonido llega al pueblo para registrar el sonido de los vientos alisios que emanan de la zona de convergencia intertropical. El mes de agosto marca la llegada de las tempestades y de las altas mareas. Los vientos crecientes marcarán los próximos días de la pequeña aldea colocando a Shirley y Jeison en una jornada sobre pérdida y memoria, la vida y la muerte, el viento y el mar.