La familia Wishbone no es precisamente una familia feliz. O eso cree Emma, la madre, que está realmente preocupada por el caos en el que viven. Apenas ve a Frank, su estresado marido. Además, siente que es una mala madre pues no consigue conectar con su hija, Fay, que descarga su mal humor con su hermano, Max, el benjamín de la familia. Ante este panorama, Emma decide hacer algo para cambiar las cosas. Se le ocurre organizar un plan en familia del que puedan disfrutar los cuatro, y los convence para ir a una fiesta de disfraces, vestidos de monstruos. La fiesta acabará siendo un desastre y Emma asume que las cosas no pueden ir peor. Sus males no han hecho más que empezar…