Una obra capaz de juntar a tres astros, Nick Cave, Peter Handke y Wim Wenders. Un hermoso día de verano. Un jardín. Una terraza. Una mujer y un hombre bajo los árboles.Con "Los hermosos días de Aranjuez", Wim Wenders representa la obra de su viejo amigo Peter Handke. Pocas veces se ha demostrado con mayor claridad la naturaleza de la diferencia entre hombres y mujeres, y hasta qué punto sus aspiraciones, expectativas y puntos de vista del pasado podrían diferir. Y como, a pesar de todo esto, o precisamente por eso, el diálogo entablado es cautivador. Es un duelo, un juego de preguntas y respuestas. Su cualidad fundamental: la honestidad incondicional.Un hermoso día de verano. Un jardín. Una terraza. Una mujer y un hombre bajo los árboles, con un suave viento de verano. A lo lejos, en la vasta llanura, la silueta de París. Comienza una conversación: preguntas y respuestas entre la mujer y el hombre. Hablan de experiencias sexuales, infancia, recuerdos, la esencia del verano y la diferencia entre hombres y mujeres. Tratan la perspectiva femenina y la percepción masculina. Al fondo, en el interior de la casa que da a la terraza, hacia la mujer y el hombre: el escritor, en el proceso de imaginar este diálogo y escribirlo. ¿O es al revés? ¿Será que esos dos personajes, allá, le dirán lo que está escribiendo sobre el papel: un diálogo largo y definitivo entre un hombre y una mujer?