El enfrentamiento entre el genial ajedrecista americano, Fischer (recientemente fallecido en la miseria) y el campeón ruso Spassky, de 1972 tiene, ademas de las ajedrecísticas, otras connotaciones políticas enmarcadas por el enfrentamiento entre las grandes potencias de la época, USA y la URSS. Spassky es un típico ejemplo de ajedrecista de la escuela soviética, un maestro curtido en mil batallas y formado por otros grandes maestros. El americano es un genio y como casi todos los genios un poco paranoico. Fischer pasó pronto de héroe a villano, cuando le ofreció la revancha al ruso en contra de la opinión del gobierno de EE.UU. Aquí empezaron sus desdichas, acrecentadas por una personalidad inestable. Acabó hace poco en Islandia, abandonado por todos y con pasaporte de ese país.