Valerosa producción de corte fantástico de la Unión Soviética con ademanes de blockbuster yanqui que a través de un relato sideral pretendía hacer frente a la revolución hollywoodiense de los años 80.
Dos humanos son teletransportados por accidente, al pulsar el botón que no debían, a un planeta llamado Plyuk en la galaxia de Kin Dza Dza. Los extraños habitantes de este lejano sitio son de apariencia humana y entienden el ruso, después de leer la mente a uno de los terrícolas. Su propia lengua se basa principalmente en la telepatía y sólo hablan once palabras. Son una civilización muy avanzada tecnológicamente, pero muy retrasada en el aspecto social.