Chuck Norris ofrece un recital de tortas marciales en la película que le reunió con otro tótem del cine, Christopher Lee.
Trastornado por el asesinato de su compañero, Sean Kane (Chuck Norris) se ve obligado a abandonar la División de Narcóticos del Departamento de Policía de San Francisco. Incapaz de olvidar lo sucedido, decidirá tomarse la venganza por su cuenta y tras sortear numerosas trampas llegará hasta los culpables, una red de narcotraficantes operada por las Tríadas chinas.