La película por la que John Ford sentía orgullo y que no dudaba en calificar como su obra preferida. Una pequeña población de Kentucky a principios del siglo XX fue el marco elegido por John Ford para proclamar un modelo de vida donde la tolerancia, la solidaridad y el amor triunfaban frente al puritanismo, el racismo y la violencia. Tales valores aparecen encarnados en el viejo juez Priest (Charles Winninger) quien tan pronto actúa como mediador en un intento de linchamiento como de maestro de ceremonias en una boda. Ambientada en 1905, "El sol siempre brilla en Kentucky" narra la sentimental historia de un afable y popular juez de Kentucky que se presenta a la reelección contra un fiscal yanqui.