Adaptación de una novela de Ludovic Kennedy, en la que se reconstruía uno de los casos más controvertidos de la crónica negra británica. La historia de un psicópata que no despertaba ninguna sospecha (con el agravante de que un infeliz fue ejecutado por sus crímenes) tiene un tratamiento impecable tanto desde el punto de vista visual como del ritmo narrativo. En la Londres de la postguerra, Timothy Evans (John Hurt) y su mujer, Beryl (Judy Geeson), hallan su nuevo hogar en el número 10 de Rillington place. En el piso inferior de la bonita casa vive John Reignald Christie (Richard Attenborough), un hombre con un peligroso secreto que no tardará en sumir a Evans y su familia en una tragedia.