La magnífica y premiada trilogía de Bill Douglas es producto de una visión artística única y formidable que acaba por converger en uno de los trípticos más destacados que jamás se hayan hecho sobre la infancia. La historia es ampliamente biográfica y sigue a Jamie (interpretado con una convicción conmodedora por Stephen Archibald) a medida que crece en una deprimida población minera de la Escocia de la post-guerra. En este entorno brutal y siendo sujeto de fuertes rechazos y adversidades, Jamie debe aprender a cuidarse por si mismo. Le vemos crecer desde la infancia a la adolescencia, enfadado, desconcertado, pero a su vez creativo y cariñoso. La experiencia de ver "La trilogia" es considerablemente más profunda de lo que podría sugerir su historia a simple vista, y está lejos de ser una experiencia depresiva. Esto es poesia cinematográfica: El diálogo es rebajado al mínimo, y los campos y las sucias calles están rodadas en un desolado blanco y negro.