Las relaciones fraternales son las únicas que conservamos durante toda nuestra vida. Tal vez es esa longevidad la que explica esa dinámica de amor y odio que las relaciones entre hermanos suelen arrastrar. En Asteroide, Cristina y Mauricio vivieron un evento trágico durante su adolescencia y lo han llevado a cuestas desde entonces. Ahora de adultos, Mauricio todavía vive en la casa donde crecieron, orgulloso de sus pequeñas victorias (tener una novia estable y ser un alcohólico en recuperación); y entonces reaparece Cristina, tras siete años, huyendo de una malaventura vivida en Madrid. La inestabilidad emocional de su hermana trae consecuencias desastrosas para ambos, liberando lo que a veces solo el silencio y la distancia consiguen pacificar. Algunas personas simplemente nunca deberían volver a encontrarse.