El prestigioso director canadiense Denis Côté, autor de títulos tan importantes dentro del nuevo cine de autor como Curling o Vic+Flo Saw a Bear, vuelve a sus habituales retratos de personas aisladas, siempre de carácter extraño y muy definido por los pequeños y gélidos lugares en los que viven, a la que se le suma en esta ocasión un sorprendente componente fantástico que enrarece más si cabe la película, logrando escenas de una atmósfera absolutamente inquietante que flirtean con el cine de terror. Aunque al final, lo que a Denis Côté le interesa es el estudio de unos personajes que pertenecen a un lugar y un colectivo de los que no pueden huir. Un film que sorprende, arisco e innovador que no dejará a nadie indiferente.
Irénée-les-Neiges es una pequeña y muy fría población del Quebec. Sus 215 habitantes viven aislados y según sus normas. Pero un día, un joven muere en un accidente de tráfico. Y la sombra del suicidio planea sobre las conciencias del pueblo. Sin embargo todos harán lo posible por ignorar la repentina desgracia. Y continuarán con sus vidas y sus frías relaciones, cargadas de una cadente extrañeza. Hasta que de repente empiezan a aparecer personas y más personas, junto a una espesa niebla, invadiendo poco a poco el pueblo. ¿Quiénes son? ¿Desconocidos? ¿Extranjeros? ¿Los muertos que vuelven para rendir cuentas? La inesperada visita hará que los habitantes del pueblo tengan que enfrentarse a sus miedos, salir del aislamiento en el que estaban instalados y afrontar el problema. Por supuesto, nada volverá a ser lo mismo.