Lucas y Jacques se conocen en el hospital. El joven vagabundo Lucas, cuya casa es una caja de cartón bajo una autopista, ha recalado allí después de un fracasado intento de suicidio. El viejo cascarrabias Jacques, que regenta un bar, está ingresado a causa de su enésimo infarto. Viendo que le queda poca vida y nadie a quién dejar su negocio, el anciano decide tomar bajo su tutela al muchacho para enseñarle el oficio y sus espartanas reglas de trabajo, que prohíben la entrada de mujeres a su local. Todo va bien hasta que un día aparece en el bar April, una azafata borracha en apuros a la que Lucas quiere ayudar. Pero para eso tendrá que vérselas con su benefactor, cuyo carácter endemoniado no deja lugar al diálogo ni a la comprensión mutua, sino a los gritos y al lanzamiento de objetos contundentes.