Jacques Doillon sorprendió en el Festival de Venecia con este desgarrador drama que se asentaba en la interpretación pura de su protagonista, Victorie Thivisol, una niña de cuatro años que, hasta la fecha, continúa considerándose la mejor interpretación infantil de la historia.
Ponette es una niña de cuatro años que acaba de perder a su madre. Como su ausencia le resulta insoportable, la niña la llama, le habla, la espera y la busca. En su camino, Ponette vivirá una experiencia que los mayores no pueden entender, pero que le servirá para aceptar el hecho de la pérdida de su madre.